Raymond Bryce
Ray es un ex marine dedicado a salvar vidas desde el Equipo Internacional de Rescate. Pero el sentimiento de culpabilidad por la reciente pérdida de su amigo Steve Hewitt en acto de servicio le ha hecho retirarse a un despacho de la División de Gestión de Crisis de Blue Ridge City en un intento de silenciar las voces del pasado.
Sin embargo, Ray pronto se dará cuenta de que su pasado está más presente que nunca. La difícil petición que recibe de sus anteriores jefes desencadena el día más dramático de su vida. Antes de que transcurran las siguientes 24 horas, Ray se enfrentará a la cólera de la naturaleza, declarará la guerra en solitario a una organización terrorista e intentará cumplir la promesa que le hizo al que fue su compañero y amigo.
A pesar de su intención de abandonar la primera línea estando al servicio de los marines y aislarse de la sociedad en general, Raymond Bryce está a punto de descubrir que el futuro le depara algo mucho, mucho más grande.
Lisa Hewitt
Tras el fallecimiento de su hermano Steve, Lisa Hewitt necesitaba culpar a alguien de lo ocurrido. Pasado el trágico incidente, al no recibir noticias del compañero de Steve, Ray, decidió responsabilizarlo de su muerte.
Lisa, como ayudante de un profesor de sismología, tiene experiencia en el campo de las catástrofes naturales. Si sus conocimientos cayeran en manos equivocadas, podrían ser fatales. Y mientras el mundo comienza a temblar bajo el yugo desatado de la naturaleza, las manos equivocadas mueven los hilos por doquier.
Coronel Haynes
Fue líder de una fuerza gubernamental llamada SURGE. Perdió su lealtad hacia la nación cuando él y sus hombres fueron traicionados por sus superiores. Ahora, con gran rencor hacia su país, Haynes no parará hasta que los nombres de aquellos condenados por el caso SURGE se vean limpiados y las familias de los soldados caídos en acto de servicio sean indemnizadas con sumas millonarias.
Mayor Evans
El número dos del coronel Haynes, el mayor Evans, no busca justicia ni dinero. Lo que más desea es sentir la descarga de adrenalina que, según él, solo se experimenta con la devastación, y no se detendrá ante nada para satisfacer ese impulso.